17 abril, 2007

NIKKO TEMPEL

Nikko en japonés : 日光市 (Nikkō-shi literalmente luz del sol) es una ciudad del Japón que se encuentra en las montañas de la Prefectura de Tochigi, siendo el centro religioso del Japón por excelencia. El sitio del Patrimonio Mundial de Nikko se encuentra formado por ciento tres edificios históricos y ocupa una extensión de 50 ha (373 ha si se incluye la zona de protección). Está situado al pie de las montañas más septentrionales de la llanura Kanto, en la isla de Honshu, y se compone de dos santuarios sintoístas (Futarasan y Toshogu), un templo budista (Rinno-ji) y los bosques que los rodean. El santuario Toshogu y el templo Rinno-ji contienen los mausoleos de Tokugawa leyasu y Tokugawa lemitsu, primer y tercer shogun respectivamente, del shogunado Tokugawa que gobernó en Japón de 1603 a 1867.

La zona montañosa que rodea Nikko era considerada como sagrada. Ya antes del siglo VIII este lugar se encontraba habitado por ascetas, y hacia mediados de este mismo siglo, el sacerdote budista Shodo había echado los cimientos de lo que serían el santuario de Futarasan y el templo de Rinno-ji. Las montañas sagradas se convirtieron en un centro de adoración sincretista que integraba el budismo con las religiones indígenas... Allí, la grandiosidad de la naturaleza se combina, de manera admirable, con la habilidad humana.

El santuario construído hace 350 años, tiene fama universal por su esplendor arquitectónico y escultórico y por sus numerosos altos y viejos pinos. Los ricos donaron linternas de bronce o de piedra. Los pobres plantaron árboles o bien, entregaron monedas, en el tiempo de su construcción. El símbolo Nikko está constituído por tres monos sabios: "no ver, no oir, no decir cosas malas". Se encuentran representados en la fachada de uno de los templos. En otro es alojado un caballo blanco que es montado exclusivamente por el sacerdote principal del santuario. Entre todos los templos se destaca el llamado Yourei Mon su nombre significa: desde la salida hasta la puesta del sol. Lo cual indica que se necesita todo un día para admirar sus bellezas distribuídas generosamente, en sus techos de brillantes cerámicas, paredes y pisos de ricos y coloridos mármoles, pulidos bronces en la fachada y en el interior. Dicen los japoneses "No digas espléndido, si no conoces Nikko".Una serie de edificios religiosos forman el Mausoleo de Nikko. La portada dentro del recinto interior del Templo es llamada "La Puerta del Sol resplandeciente". Su belleza solo es una introducción de lo que hay en el interior.



Todo el conjunto está ornamentado por millones de flores y plantas rodeadas de estanques de inimaginable belleza. Para aquellos que no están familiarizados con La Flor de la Vida, esta es una plantilla geométrica sagrada, que contiene el plano de todas las demás formas geométricas y por lo tanto, de la conciencia misma. En tiempos antiguos (más específicamente en las escuelas de misterio egipcias), los iniciados aprendían geometría sagrada como un sendero hacia el despertar espiritual y el símbolo de La Flor de la Vida era conocido entre los más sagrados debido a lo que representa: La unidad de toda la conciencia y toda la vida dentro del universo.


Nota :las terminaciones de cualquier relieve o bajorelieve son redondeadas no hay esquinas, solamente las uniones de las vigas estarían rematadas con estas chapas en bronce que representa la flor de la vida, como continuo espacio tiempo.



De entrada podríamos decir que la religión japonesa es un culto a los kami. En nuestras lenguas occidentales no existe un equivalente exacto de esta palabra. Como todas las voces japonesas, kami carece de género y número, pudiendo referirse a una o varias divinidades, femeninas o masculinas; se utiliza para designar al dios único de los cristianos como a seres a los que más bien daríamos el nombre de espíritus: silvestres, acuáticos, domésticos(representados aqui por pájaros,peces...etc) y otros muchos espíritus colectivos. La amplitud del concepto no nos permite precisarlo más. A lo sumo puede darse del mismo una definición negativa: los kami no son ni omniscientes ni todopoderosos, ni fundamentalmente buenos ni malos, y ni siquiera puede decirse que están siempre presentes. De hecho, el llamar a la divinidad al comienzo de un acto de culto y él despedirla al final de la celebración constituye una parte esencial del rito de los templos, prueba evidente de que la presencia de las divinidades es excepcional. El shintai (cuerpo del dios) que se conserva en los santuarios - espejo, espada, peine, piedra o cualquier otro objeto- es sólo un símbolo de la divinidad o el lugar donde ésta viene a instalarse durante el culto. A veces se colocan también arbolillos, postes, pértigas, etc.,





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